Caminan, por las calles de la Playa Albina, personajes cuyos nombres son: Dayamis de Fana, Avnelio Saizarbitoria, Joya Sastre, y Leopoldina Victorero de Pubillones.
El Texto cuenta que Victorino Ipiña, sentado en el confesionario que perteneció al Reverendo Padre Daniel, Rector de los jesuitas (y esto porque, como ya se tiene que saber, la mayor parte de los muebles de la nieta están ocupados por la basura, o por los tarecos), comenta esta noticia que acaba de leer en el Cable:"La empresa automotriz Rolls Royce anunció el lunes que ofrecerá a sus 3,000 empleados británicos un paseo con chofer por el campo con los nuevos modelos para que sean los primeros en disfrutar del producto de su trabajo". .
Y el Texto está advirtiendo que por las tardes, sobre la casa de la nieta del Prócer, se están posando, tal como si fueran tiñosas, demasiadas tormentas.
La nieta no sólo ha llenado la casa con la mudada del Prócer, sino que presa del síndrome, o presa de los fantasmas de los célebres hermanos Collyer, ella ya, totalmente enloquecida, ha ido comprando libros, revistas, rollos de papel higiénico, serruchos, bombillas, prospectos y, en fin, todo aquello que pudiera necesitar un loco, o que un delirante pudiera imaginar que necesitara el ejército del chino Mariscal Chang.
Las tormentas, entonces, sobre la tarde de la casa. Y la casa, entonces, con los trillos para poder caminar entre todo el horror de objetos, cajitas, etcétera, que va acumulando Emelinda Hellen.
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Lo que ha dicho, entonces, el científico Terry Sloan: "Por ejemplo, a veces el sol erupta, es decir, expulsa una actividad enorme de partículas cargadas de electricidad", se convierte en una realidad dentro de la casa atestatada de la nieta del Prócer. Razón por la cual el Conde Armenteros, en su Home, acaba soñando lo siguiente: en un desierto totalmente deshabitado, un amigo del Prócer y General de la Guerra de Independencia de Cuba, después de resucitar, sueña con unos angelitos, derivados de un erupto del sol. ¿Se quiere cosa más enloquecida?.
(Repuesto del coma, pero prosiguiendo con el sueño que él ordena, el Conde Baldomero Armenteros la emprende con la lectura de un texto de Dino Buzzati, titulado "El secreto del Bosque Viejo").
Un pájaro que canta como un perro, y un perro que ladra como un pájaro. Los dos primeros síntomas de que algo raro está sucediendo en la casa de la nieta, y en el Home donde está el Conde.Y esto se oye como procediendo del patio, pero nadie logra encontrar a ese pájaro, y tampoco a ese perro.
También se vio que un gallo de hierro, una de las primeras compras de Emelinda Hellen, al día siguiente de haber sido colocado en el patio, había perdido un pie. Un pie de hierro que no se llegó a encontrar. Y esto, como es natural, le produjo terror a la Reverenda Madre Chuny, quien sin formulárselo bien del todo, empezó a sospechar la participación de los brujos.
Y el Texto también nos dice que, en el cuarto matrimonial del bombero Ipiña y de la nieta Emelinda Hellen, una cortina plástica acabada de comprar en un almacén de la Playa Albina, al día siguiente de ser colocada, se llenó de una sustancia ectoplasmática procedente, quizás, de unas muñecas chinas que Emelinda compró en un centro turístico de la Playa.
Pero, sobre todo, el enredo que se plantea el Texto es el misterio de ese entrelazamiento de cortina plástica, sustancia ectoplasmática, y muñecas chinas.
¿Qué puede ser eso? Eso no lo entiende nadie. Eso es capaz de enloquecer a la Madre Chuny, llevándola a pensar en la presencia de los brujos.
Pero esté o no esté la presencia de los brujos, lo que alucina es la manera conque lo que fue la locura de los hermanos Collyer, el síndrome de Diógenes, se está manifestando en la casa albina de la nieta del Prócer. Y es que de una manera especial, única, tal como lo está repitiendo el Texto, un proceso (¿un proceso alquímico?, pero ¿qué tiene que ver la Alquimia con una casa llena de basura?) de fusión o mezcla, ha hecho posible que unas muñecas chinas, poniéndose como a mear, cubran con sustancia ectoplasmática a una cortina plástica.
Y, el Conde Baldomero Armenteros, ha salido del coma, pero el Conde no ha salido, ni saldrá nunca, de ese sueño que él está dirigiendo.
Un sueño vidente, un sueño tremendo, pues desde él, aunque postrado (postrado aunque, ya fuera del coma) en el Home de viejos locos de la Playa Albina, el Conde Armenteros, a veces en silencio, y a veces a grito pelado, va siguiendo la tremenda y peligrosa aventura de esa mudada del Prócer, convertida en manifestación del síndrome de Diógenes.
-"Formas que ayudaban a caminar", "y vacío con el vacío perfecto del vegetal seco", tal como lo dijo Boris Vian- fue lo que, entonces, para ponerle la tapa al pomo, acabó diciendo el enloquecido Conde Armenteros.
Pero, además, nos dice la novela que Victorino y Emelinda, ya dispuestos a agarrar el sueño, quedaron muy impresionados cuando en su lectura del libro "Una vida extraordinaria"de Eduardo Zamacois, se encontraron con esta inquietante cita: "por las noches, desde mi cama, oía aullar al lobo".