miércoles, 19 de octubre de 2011



Comienza diciéndonos, pero sin que sepamos el  por qué, que Emelinda Hellen, semejante a un personaje femenino de Eduardo Zamacois, "gustaba de exponerse y sentir en la piel el pellizco del drama". 

Sin que tampoco  sepamos por qué, aparece esta cita: "Los faraones perviven en nosotros".

Entonces, hay que tener en cuenta lo que Georges Roney (?) dijo sobre los sarcófagos: "La palabra latina 'çapsa',  'çaja', que deriva de la palabra griega que significa 'estuche', (...) Arca ha dado arcanum, el árcano', es decir lo que está encerrado, secreto".

Pero, lo más increíble de todo esto es que el mini-cuento,, dándoselas de vanguardista, le dice entonces al Lector que como una página se ha perdido, se ha perdido también la relación que seguramente se había establecido entre los sarcófagos de Roney, y la basura que en yate suizo había traído Emelinda Hellen. Pero, repito,¡se quiere, con el Lector,  una desconsideración  más grande!  

Pero no, no, no, no es sólo esto: hay más: caigase de nalgas el Lector:. pues, además, y para ponerle la tapa al pomo, lo que también hay que saber  es que, en esa página perdida del párrafo anterior, no sólo se hablaba de la relación entre los sarcófagos y la basura de Emelinda Hellen, sino que también se hablaba de una cita, preferida del Prócer, donde Vargas Vila lanzaba, a todo cojón, este insulto: "Goethe, cóndor castrado".

¿Y, después, qué más sucede? Pues..., sucede..., algo confuso, ininteligible para el Lector, pero de lo cual se da el resumen, aunque no se pueda entender.
Ahí va el resumen: 

-Se insiste, con un tono de literatura ya harto conocida por cualquier Lector de novelas de folletín, que al llegar a la Playa Albina, después de desembarcar del yate suizo, Emelinda Hellen se dirigió, casi alucinadamente (¿pero, ¿qué quiere decir esto?), a su residencia en el exilio;

- se continúa diciendo que Emelinda Hellen, al llegar a su casa y sentarse en el portal , pues todavía no tenía la llave para entrar (pero, ¿cómo puede ser eso?), sacó un bolígrafo y una libretica de su cartera, y se puso  a sumar -según le dictaron telepáticamente los brujos- el número de personajes en la posible Novela donde ella ha de ser la heroína;

- pero, entonces, sucedió que el bolígrafo de Emelinda Hellen  se agotó, se disolvió, y se quemó (¿cómo es esto?), pero sin que se nos diga  cómo;

- y es así, se nos dice, cuando la posibilidad de uno de los ejércitos ha de ponerse en juego: o sea, o bien la posibilidad  del ejército de Chiang Kai-Chek, o bien la posibilidad del ejército de los chinos rubios de Cippolini;

-por lo que, entonces, se llega a saber que el bolígrafo de Emelinda Hellen se ha convertido en humo;

- y todo esto, humo,. mientras que, asunto de la diabetes, los pies de Emelina Ellen (quien, como ya podrá comprender el Lector, es diabética) quedan paralizados por el frío;

- y ya el bolígrafo -entonces  se nos dice-, es producto del sueño, un sueño donde  Daniel  Ortega, el Presidente de Nicaragua, aparece como víctima de  la violencia colombiana;

-por lo que, entonces, . a un luchador habrá que quitarle dos pesitas de más, pues esas pesitas pueden resultar peligrosas;

- y es evidente, entonces, lo que va surgiendo de unas ruinas, las ruinas ubicadas en la que fue la  casa del Prócer, en el reparto Vistas Alegre, en Santiago de   Cuba;

-por lo cual, el texto trata de evidenciar que se trata de algo   fílmico;
o sea,  Errol Flynn no dejará de estar dentro de una de las cajas que trae Emelinda Hellen en el yate de los suizos , y esto  si es que, por casualidad el difunto (o bien el difunto Prócer, o bien el difunto  Errol Flynn) todavía están conscientes   de uno de esos ejércitos de chinos que bien pudieran  luchar  contra una de las emanaciones del vacío.

¡Újule!